El ciberacoso no es un fenómeno unitario que se
dé de una única forma; existe una amplia variedad de formas que van desde el
hostigamiento de la víctima y su exclusión social hasta la manipulación de
datos para perjudicar a una persona en su propio nombre. Internet es un entorno
conocido por la gran variedad de posibilidades tecnológicas que ofrece, y
desgraciadamente esto se aplica también a la hora de utilizar este
medio como una herramienta para acosar a los demás.En el caso del ciberbullying, las
estrategias para dañar a alguien pueden utilizar todas las potencialidades de
la red, desde las fotografías almacenadas y fácilmente difundidas hasta el uso
de grabaciones de voz o de fotomontajes.Ejemplos claros son las fotografías y
vídeos hechos y publicados sin consentimiento con el fin de chantajear o
humillar, amenazas directas a través de diversas plataformas o páginas webs
creadas específicamente para ridiculizar a la víctima. Además, dependiendo del
objetivo del acoso, podemos encontrarnos con casos como la sextorsión,
en que se chantajea a la víctima a cambio de no publicar ni extender
fotografías o vídeos de índole sexual.Por otro lado, hay que tener en cuenta
que el ciberbullying más habitual, el llevado a cabo por niños y adolescentes,
puede explotar todos los recursos imaginables, dado que las personas pertenecientes
a la generación de nativos digitales ya aprenden a utilizar
todas estas herramientas desde sus primeros años.